CYBORGS, UNA TRANSESPECIE TECNOLÓGICA
Neil Harbisson, Moon Ribas y Manuel Muñoz son los protagonistas de una nueva era en la que la transformación digital se sumerge en el cuerpo humano.
Desde el año 2004 cuando estaba en la universidad, Neil lleva una antena en su incrustada cráneo que le permite extender su percepción del color más allá de los colores visibles captando desde infrarrojos hasta ultra violetas, su antena también se puede conectar a la Estación Espacial Internacional para escuchar cómo suena el espacio exterior.
Según Neil, la vida de un Cyborg es diferente de la de un humano corriente porque ellos, además de comer y dormir, también tienen que cargarse.
Moon Ribas es una artista contemporánea con 33 años de humana corriente y 11 de Cyborg, con implantes conectados a sus pies y a sismógrafos online que le permiten percibir la actividad sísmica del planeta en tiempo real y así, interpretar estos movimientos a través de la danza.
Su cuerpo cuenta con dos latidos: “el del corazón y el de la Tierra”. Lo cual le ha dado un entendimiento especial de nuestro planeta. “Es un ser orgánico, como nosotros, que se mueve, cambia, y se acomoda”.
Manel Muñoz, es un fotógrafo y artista Cyborg de 21 años que desarrolló un dispositivo u órgano como lo llama, que le permite percibir los cambios en la presión atmosférica, lo cual le da la posibilidad de identificar los cambios del clima.
En su natal Barcelona ya está acostumbrado a las sensaciones que le genera el clima, pero en otras ciudades, como en Medellín, se siente “medio loco”. Esto, porque el cerebro de Manel hasta ahora está aprendiendo a identificar y codificar esos estímulos nuevos que recibe constantemente.
Por eso, dice que ni él ni ningún otro cyborg deben apagar sus órganos, pues detendrían ese proceso de aprendizaje y sus esfuerzos no tendrían ningún sentido.
¿Qué tipo de Cyborg te gustaría ser?
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